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consciousness

Mi nombre es Aaron Kraut, nací en 2006, ahora mismo tengo 18 años. Me crié de pequeño en Sariego, un pueblo en Asturias, España. Mis padres habían comprado una casa en mitad del monte y siempre iban al trabajo lejos, por lo que tengo el recuerdo de pasar gran parte de mi infancia con cuidadoras cuando mis padres no estaban en el trabajo. Creo que empiezo a tener recuerdos a partir de los 4 años.

Aunque se supone que cuando tenía 3 iba a un pueblo de la costa donde vivían mis abuelos todas las mañanas a clase, teniendo que hacer un viaje de 45 minutos todas las mañanas, no tengo ningún recuerdo de ello. Mis padres decidieron hacia el año siguiente que no iban a ponerme bajo ese estrés todas las mañanas, por lo que empecé a ir a preescolar en el pueblo de debajo del monte, con una cuidadora que se llamaba Marina. Recuerdo haber hecho algunos amigos en el momento, que hasta donde yo sé me duraron hasta los 7 años, pero todo está muy distante. Iba al colegio Salvador Vega Berros, y recuerdo que hacía fútbol y en los recreos jugaba a ser los personajes de la serie “Codigo Lyoko” con mis amigos. En clase aprendía rápido, e iba un poco por delante de otros niños, pero eso nunca me hizo la vida mucho más fácil, tuve una profesora que no paraba de decirle a mis padres que me hicieran una prueba psicológica, que tenía un problema, o algo así. Hasta segundo de primaria todo era un poco lo mismo, iba a clase con otra cuidadora que se llamaba Eugenia y con mi hermana menor, Carolina. Hacía el imbécil en clase, porque era un niño inquieto y me gustaba llamar la atención (no de la manera más positiva), de forma que me ganaba el ir a la clase de mi hermana como castigo y básicamente ser humillado delante de los niños 2 años más pequeños que yo. Recuerdo haber empezado a hacer judo en primero, pero no me duró mucho, no me gustaba la verdad.

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A mediados del año lectivo de segundo de primaria, mis padres decidieron divorciarse. Siempre solían pelear mucho. Recuerdo que siempre que salíamos a algún lado siempre te esperabas mínimo una pelea en el coche y otra fuera de este. A mis padres se les había ocurrido que cuando hablaban de nosotros delante nuestra lo hacían en inglés para que no nos enterásemos. Tampoco es que fuese a escucharles igualmente, pues ya tenía internalizado el no querer escuchar esas discusiones y la mitad del vocabulario aún era inteligible para mí.

El divorcio de mis padres en un principio no me sentó muy mal. Yo les había contado a mis amigos que iba a tener que mudarme para el curso siguiente, en su momento no me lo tomé muy mal, no sabía la que estaba a punto de caerme encima...

Poco después del verano en el que se divorciaron mis padres, con 8 años ya cumplidos en septiembre me tocó tener que empezar de nuevo en una escuela nueva en un sitio nuevo con gente nueva, digamos que no fui muy bien recibido, mi personalidad básicamente era querer llamar la atención haciendo el imbécil el 50% del tiempo y estar depre el otro 50. Tengo el recuerdo de estar en el servicio de desayunos del colegio y que unos niños me estuviesen preguntando que si era tonto, a lo que yo respondía que no sabía medio llorando y ellos se descojonaban. Mi nivel de autoestima estaba básicamente por los suelos y solía decirle a mi madre que si me muriese que no me importaría, aunque no tenía ninguna gana de matarme yo mismo. No tardó mucho para que mi madre me mandase a hacer unas pruebas al psicólogo, donde creo que salió que tenía depresión y como un 90% de ansiedad constante, muy guay para un niño de 8 años.

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Bozo no sabe tocar la guitarra

También decidieron hacerme alguna prueba cognitiva o algo por el estilo, donde salió que tenía altas capacidades :/, gracias a esa estúpida prueba me pasé toda la primaria recibiendo quejas y riñas de mis padres sobre mis notas, que estaban por debajo del promedio. “Eres capaz de mucho más”, “si te esforzases sacarías mucha más nota”, “no demuestras que tengas altas capacidades” fueron críticas que llevo recibiendo básicamente desde entonces, y que de vez en cuando llegan, pero no tanto, pues me he visto algo más capaz de cumplir las expectativas de los demás últimamente.

A lo largo de la primaria creo que fui mejorando poco a poco mentalmente, pero no fue hasta probablemente segundo de la ESO hasta que por fin me encontraba bien del todo. En el primer año del instituto pude hacer buenos amigos, tan buenos que todavía me perduran a día de hoy, David y Dani. Mis notas seguían siendo una mierda, y recuerdo que en primero suspendí plástica y educación física porque me daban igual ambas asignaturas.

Fue a finales de segundo cuando llegó el COVID a España, como le pasó a todo el mundo, nos llegó justo antes de un examen importante. Es probable que el COVID me ayudase a recuperarme un poco mentalmente, pues tuve mucho tiempo para preocuparme de lo que me gustaba y subir un poco las notas, subiendo mis expectativas para tercero, año en el cual el instituto fue dividido en dos para que no nos contagiásemos y en el que subí notablemente las notas. Tercero realmente fue un año aburrido. Tenía unos compañeros aburridos que estaban acostumbrados a que hiciese de payaso toda la clase y a los que les gustaba pedirme cosas para echarse unas risas rápidas viendo al imbécil de turno haciendo el gilipollas, y no podía ver ni a David ni a Dani, salvo en el recreo. Dani iba los días que yo no podía ir a clase y David iba a otra clase. Me sentó muy mal que cuando decidí por fin dejar de ser un juglar, estos chavales de mi clase me dijesen que echaban de menos al viejo Aaron y que ya no era como solía ser, confirmando que realmente sólo estaban conmigo para reírse de mí. Lo que no me esperaba es que cambiasen su hábito de reírse de mí porque me metía en problemas siendo su sirviente, a reírse de mí molestándome o haciéndome daño. Probablemente en mi vida estos chavales hayan sido de lo peor que me haya pasado en clase, y no se me olvidará el día en el que uno de ellos me hizo llorar porque me aplastó la cabeza contra la pared, creándome una contusión. A día de hoy diría que de estos tres chavales sólo puedo tolerar a uno de ellos medianamente, y me parece muy bien que haya cambiado para bien y no siga siendo un capullo como los otros dos.

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Sacándome fotos con David para
un trabajo de plástica

Cuarto probablemente diría que cambió para bien, en el sentido de que esa clase era un puto desmadre. Por fin me pasaba algo bueno, habían quitado lo de los subgrupos y podía volver a sentarme junto a Dani en clase, pero la alineación estaba muy mal hecha. Teníamos a un chaval al que le gustaba enseñar fotos de su mierda y porno en clase, un trío de mongoloides, un chaval que para cada 2 palabras que decía la profesora tenía que interrumpir la clase porque la sesión de historia no encajaba con sus ideales, un camello y el resto eran todos unos reventados, y bueno, estaban las chicas, que no decían ni una sola palabra en toda la clase. Siempre pensé que tenía que ser una jodienda ser una chica a esa edad, pues todo el mundo tenía súper altas expectativas de ti generalmente y si hablabas en clase ya venían las otras a reírse de ti en el recreo. Vaya edad de mierda, en verdad.

A lo largo de ese año empecé a formar un nuevo grupo de amigos. Hasta entonces había estado saliendo con David y con Dani, que eventualmente en la cuarentena se separaron pues tenían distintos ideales o no se que pollas y acabé saliendo con David y Héctor (un random que no se como se metió en el grupo, legítimamente no lo sé) y con Dani, por separado. Por parte de David, no sé como pasó, pero acabamos acoplándonos en un grupo formado por muchas chicas (una de las cuales sería la futura novia de David) y por ciertos chicos (Lucca, Pedro y Borja), ese grupo no acabó bien, pero se merece una página entera. También Dani se marchó a Madrid, que me sentó como una patada en los huevos, pero al parecer me ha demostrado que las amistades a distancia no son tan difíciles de mantener como yo pensaba.

En primero de bachiller, después de que se disolviera el grupo llegó mi hora de hacer lock in, llevaba todos los años subiendo la nota media, pero desde el suceso de primero de bachiller no he tenido nada igual, para los que no confiaban. En este año me metí en un nuevo grupo, el grupo de Gaizka, que ha durado hasta literalmente hace menos de meses, pero eso ya es adelantarse. El grupo de Gaizka fue algo increíble, era un grupo de 15 personas o más dependiendo del día en el que se quedaba para hacer parrilladas y se salía constantemente. Yo me medio acoplé, pero fui aceptado sin ningún problema.

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Una de mis últimas visitas
de León a mis amigos

Para segundo ya llegaron los problemas, esto lo tengo reciente, por lo que no me va a costar mucho describirlo. Si primero fue el apogeo, segundo fue el declive, a pesar de que muchas personas digan que es al revés. Digamos que la ebau y todos los exámenes me dieron una ansiedad de la virgen, y antes de darme cuenta estaba suspendiendo exámenes de mate y de filosofía a un ritmo increíble. Al final conseguí subir todas las notas que había bajado, pero no fue suficiente. Bajé aproximadamente un punto la media comparando con primero. En cuanto a la vida social, no diría que mejoró mucho respecto a primero, estuvo bien. A finales de curso, conseguí mi primera (y última probablemente) novia con la que estuve hasta principios de este nuevo curso. Como conclusión de año, me salió muy buena ebau (quitando por inglés), y conseguí entrar en la carrera que quería, no de la forma que quería, pero entré. Ahora estudio biotecnología en León, y me estoy adaptando poco a poco a la libertad que me ofrece la ciudad.